lunes, 26 de julio de 2010

...Anabella...

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Hacia mucho tiempo que no veía sus fotos de la juventud, estaban archivadas en tomos guardados, perdidos, casi con intensión de ser olvidados…

Cada día se miraba al espejo y veía el tiempo, los años, no tenía muchos, pero aquellos pasaban lentamente, y dejaban sus secuelas muy rápido…

Tenía miedo de extrañar aquello que viera, pero un día cansada de evitar sufrimiento a base de olvidar el pasado, decidió abrir el cofre de las imágenes, enloqueció por un momento, las desparramó por todo el lugar, y las miró una por una repetidamente, observando cada detalle, de vez en cuando dejando caer alguna lágrima de dolor o alegría, acompañada de algún apretón de mentón…

Esa noche se dedicó en vela a pensar, por que inconscientemente no quería verlas, y entre monólogos interiores, también se dio cuenta que cada persona que la conocía, conocía a una Anabella distinta, se había encargado de dejar ver a cada nuevo extraño, un ser no completamente suyo, claro que la Anabella que conocían todos, no era un ser inventado, sino una de sus faces, un gajo de la mandarina que el árbol había dejado caer antes de tiempo.

Anabella aún no muere, sigue escribiendo sus acciones, tratando de descubrir su psicología, y las manipulaciones que sufrió de sí misma…

…ella seguirá, mientras el tiempo siga… y aquí me quedaré, esperando nuevas noticias suyas, y cumpliré el fín de compartir la historia de Anabella con quien quiera leerla…

Como ella dice, “… siempre esperando que halla alguien del otro lado…”

Realidades Creadas...
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